Menú

OSVALDO AGUIRRE
ORATORIO MORANTE
EDITORIAL MUNICIPAL DE ROSARIO

Páginas: 80
Formato: 16 x 11 cm
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789871912049

Reconocía el camino, podía seguirlo sin la menor duda. Algo faltaba, sin embargo, no era exactamente el mismo paisaje. Sí, en uno de los recodos había un almacén, con años de abandono cuando yo era chico, y evidentemente fue demolido; y la escuela rural que está frente a la estancia La Victoria, también cerrada en mi infancia, se había reducido a un esqueleto sin aberturas, de paredes ennegrecidas y a medias cubiertas por yuyos. Era el mismo lugar y otro diferente, y tal vez pensaba que no solo habían desaparecido cosas sino que también parte de mí se perdía con esas cosas, parte de la infancia, de cuando íbamos al campo de Morante, de cuando acompañábamos a mi padre a la vacunación de las vacas o en el día de la cosecha, ese día extraordinario en que las máquinas se quedaban en el campo hasta bien entrada la noche.

ORATORIO MORANTE

$4.700
Envío gratis superando los $50.000
ORATORIO MORANTE $4.700
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Paradoxa Libros Mendoza 923, Rosario, Santa Fe

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

OSVALDO AGUIRRE
ORATORIO MORANTE
EDITORIAL MUNICIPAL DE ROSARIO

Páginas: 80
Formato: 16 x 11 cm
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789871912049

Reconocía el camino, podía seguirlo sin la menor duda. Algo faltaba, sin embargo, no era exactamente el mismo paisaje. Sí, en uno de los recodos había un almacén, con años de abandono cuando yo era chico, y evidentemente fue demolido; y la escuela rural que está frente a la estancia La Victoria, también cerrada en mi infancia, se había reducido a un esqueleto sin aberturas, de paredes ennegrecidas y a medias cubiertas por yuyos. Era el mismo lugar y otro diferente, y tal vez pensaba que no solo habían desaparecido cosas sino que también parte de mí se perdía con esas cosas, parte de la infancia, de cuando íbamos al campo de Morante, de cuando acompañábamos a mi padre a la vacunación de las vacas o en el día de la cosecha, ese día extraordinario en que las máquinas se quedaban en el campo hasta bien entrada la noche.