Menú

OLGA RANGO
UNA VEZ. UN DIA
CIUDAD GOTICA

Páginas: 152
Formato: 22 X 15 CM.
Peso: 0.43 kgs.
ISBN: 9789875975309

Laura era una adolescente que se enamoró, y ese amor (no correspondido) solo le trajo una desdicha muy grande. Vivió la mitad de su vida tratando de poner parches a su corazón roto. Pero el infierno en que se transformó su vida desde ese momento, parecía que nunca más tendría fin. La vida pareció mostrarle un remanso cuando dejó su pueblo y su familia, sin mirar para atrás, y jurando que nunca más volvería a ese lugar. Pero los lugares no son los causantes de las penas de amor, sino las personas. Le llevó tiempo y un nuevo y gran desengaño para darse cuenta de eso. Y ver lo injusta que había sido con sus padres, que al fin solo rogaban que Laura consiguiera calmarse y encontrar sosiego para su corazón. Tal vez el destino compense un día todo el mal que le hizo, entrecruzando los hilos de una manera menos dolorosa. Quizás ahora los hilos empiecen a desenredarse y puedan tejer una nueva historia, suturando, de paso, heridas, y floreciendo en esperanzas nuevas, como lo hace el naranjo cada año, cuando se llena de azahares.

UNA VEZ. UN DIA

$3.500
Envío gratis superando los $50.000
UNA VEZ. UN DIA $3.500
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Paradoxa Libros Mendoza 923, Rosario, Santa Fe

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

OLGA RANGO
UNA VEZ. UN DIA
CIUDAD GOTICA

Páginas: 152
Formato: 22 X 15 CM.
Peso: 0.43 kgs.
ISBN: 9789875975309

Laura era una adolescente que se enamoró, y ese amor (no correspondido) solo le trajo una desdicha muy grande. Vivió la mitad de su vida tratando de poner parches a su corazón roto. Pero el infierno en que se transformó su vida desde ese momento, parecía que nunca más tendría fin. La vida pareció mostrarle un remanso cuando dejó su pueblo y su familia, sin mirar para atrás, y jurando que nunca más volvería a ese lugar. Pero los lugares no son los causantes de las penas de amor, sino las personas. Le llevó tiempo y un nuevo y gran desengaño para darse cuenta de eso. Y ver lo injusta que había sido con sus padres, que al fin solo rogaban que Laura consiguiera calmarse y encontrar sosiego para su corazón. Tal vez el destino compense un día todo el mal que le hizo, entrecruzando los hilos de una manera menos dolorosa. Quizás ahora los hilos empiecen a desenredarse y puedan tejer una nueva historia, suturando, de paso, heridas, y floreciendo en esperanzas nuevas, como lo hace el naranjo cada año, cuando se llena de azahares.