Menú

ATTALA DANIEL
SONRISA DEL COMERCIANTE, LA
BEATRIZ VITERBO EDITORA

Páginas: 160
Formato:
Peso: 0.2 kgs.
ISBN: 9508451297

Frente al correo, en los mosaicos de la vereda, una enorme grieta se abrió ante sus pies y del interior brotaron doce fieros turcos armados con picas y cimitarras y tocados de formas y colores diferentes. Cuando el polvo se aplacó, pudo verlos con toda claridad...: tal la claridad de los objetos y situaciones creados por la ficción, gracias a cuya luz a menudo es posible ver más claro en la noche de la realidad. No es lo que logra el personaje a quien esos fieros turcos se aparecen, pero sí quizá el lector de ese u otros relatos de La sonrisa del comerciante. Todos ellos ensayan la iluminación, el esclarecimiento de una duda, un entusiasmo, un odio, una esperanza o un terror escondido. Todo está hecho con parsimonia, sin embargo, y aún con cierta opacidad, lejos de la evidencia y la celeridad a que nos tiene habituados la televisión. Y es verdad que la luz que suele hacerse al final raramente ilumina a los personajes de las historias, que continúan enfrascados en sus vidas como al principio. Si en tanto lectores pudiésemos escapar tan sólo un momento de la nuestra...

SONRISA DEL COMERCIANTE, LA

$15.690
Envío gratis superando los $79.999
No acumulable con otras promociones
SONRISA DEL COMERCIANTE, LA $15.690
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Paradoxa Libros Mendoza 923, Rosario, Santa Fe

    Gratis
Compra protegida
Tus datos cuidados durante toda la compra.
Cambios y devoluciones
Si no te gusta, podés cambiarlo por otro o devolverlo.

ATTALA DANIEL
SONRISA DEL COMERCIANTE, LA
BEATRIZ VITERBO EDITORA

Páginas: 160
Formato:
Peso: 0.2 kgs.
ISBN: 9508451297

Frente al correo, en los mosaicos de la vereda, una enorme grieta se abrió ante sus pies y del interior brotaron doce fieros turcos armados con picas y cimitarras y tocados de formas y colores diferentes. Cuando el polvo se aplacó, pudo verlos con toda claridad...: tal la claridad de los objetos y situaciones creados por la ficción, gracias a cuya luz a menudo es posible ver más claro en la noche de la realidad. No es lo que logra el personaje a quien esos fieros turcos se aparecen, pero sí quizá el lector de ese u otros relatos de La sonrisa del comerciante. Todos ellos ensayan la iluminación, el esclarecimiento de una duda, un entusiasmo, un odio, una esperanza o un terror escondido. Todo está hecho con parsimonia, sin embargo, y aún con cierta opacidad, lejos de la evidencia y la celeridad a que nos tiene habituados la televisión. Y es verdad que la luz que suele hacerse al final raramente ilumina a los personajes de las historias, que continúan enfrascados en sus vidas como al principio. Si en tanto lectores pudiésemos escapar tan sólo un momento de la nuestra...