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PABLO SEGUI
REXY LACROIX Y OTROS POEMAS
BARNACLE

Páginas: 46
Formato: 21 X 15 CM
Peso: 0.12 kgs.
ISBN: 9789878952178

Comienzo con una obviedad: para escribir poesía es necesario tener algo que decir. No hay limitaciones en el tema: la poesía se alimenta de todo. Pero hay otra obviedad, que es en realidad de lo que quiero hablar: si un poema no consigue su forma justa, la intransferible, es muy probable que se frustre. Una fórmula aproximada, pero bastante exacta, sería para mí un poema es su forma. Una cuestión siempre candente es cómo lograr la renovación de la forma o, al revés, cómo evitar su agotamiento: que lo dicho por el poema no pierda vitalidad ni caiga en lo remanido. El trabajo de Seguí con el heptasílabo (lo más frecuente de su tarea) es evidente y, desde luego, intencional. Tiene el propósito de conseguir que ese verso haga un nuevo enunciado, que hable con otra voz, con otro énfasis. No sólo está el recurso de sucesivos encabalgamientos, de cierto prosaísmo, sino de un tono, de alteraciones conversacionales que permiten evitar el rengloneo (me disculpo por este neologismo) y mostrar lo que estaba ahí, esperando su formulación. Incluye un saber hacer tradicional, combinado con renovación, para una tarea antigua que el poeta pone en movimiento. Pablo Seguí es respetuoso de la forma, aunque tal vez no sea respeto la palabra más adecuada, porque se requiere una cierta irrespetuosidad saludable para descubrir lo que estaba oculto en la entretela. El trabajo de la forma para que lo dicho sea otra cosa, distinta de la habitual.

REXY LACROIX Y OTROS POEMAS

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Comienzo con una obviedad: para escribir poesía es necesario tener algo que decir. No hay limitaciones en el tema: la poesía se alimenta de todo. Pero hay otra obviedad, que es en realidad de lo que quiero hablar: si un poema no consigue su forma justa, la intransferible, es muy probable que se frustre. Una fórmula aproximada, pero bastante exacta, sería para mí un poema es su forma. Una cuestión siempre candente es cómo lograr la renovación de la forma o, al revés, cómo evitar su agotamiento: que lo dicho por el poema no pierda vitalidad ni caiga en lo remanido. El trabajo de Seguí con el heptasílabo (lo más frecuente de su tarea) es evidente y, desde luego, intencional. Tiene el propósito de conseguir que ese verso haga un nuevo enunciado, que hable con otra voz, con otro énfasis. No sólo está el recurso de sucesivos encabalgamientos, de cierto prosaísmo, sino de un tono, de alteraciones conversacionales que permiten evitar el rengloneo (me disculpo por este neologismo) y mostrar lo que estaba ahí, esperando su formulación. Incluye un saber hacer tradicional, combinado con renovación, para una tarea antigua que el poeta pone en movimiento. Pablo Seguí es respetuoso de la forma, aunque tal vez no sea respeto la palabra más adecuada, porque se requiere una cierta irrespetuosidad saludable para descubrir lo que estaba oculto en la entretela. El trabajo de la forma para que lo dicho sea otra cosa, distinta de la habitual.