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MARIANA AMATO
DESORDEN DE LA LUZ, EL
PARADISO

Páginas: 80
Formato: 20 X 13 CM
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 9789874170439

Los protagonistas de las trece ficciones que componen este libro hacen de su singularidad un destino; de sus excesos o carencias, una suerte de blasón que los define y casi siempre los condena. Ya sea porque han quedado suspendidos en una escena que se perpetúa como un ritual insólito o por haber desembocado en un desenlace irreversible, solo saben perseverar en sus oblicuas desavenencias con el mundo. Como Bartleby, el célebre personaje de Herman Melville, son héroes solapados de la renuencia o la obstinación. Sus historias –cómicas o inquietantes, siempre excepcionales como sus nombres propios– son narradas con una deliciosa justeza que elude la coartada de la causalidad lineal y suscita la empecinada fruición de lo inexplicable. Estos seres irrepetibles y aparentemente desaforados alientan sin embargo la sospecha que tan bien acuñó Caetano Veloso en una de sus canciones: mirado de cerca, nadie ni nada es realmente normal. Guillermo Saavedra

DESORDEN DE LA LUZ, EL

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PARADISO

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Los protagonistas de las trece ficciones que componen este libro hacen de su singularidad un destino; de sus excesos o carencias, una suerte de blasón que los define y casi siempre los condena. Ya sea porque han quedado suspendidos en una escena que se perpetúa como un ritual insólito o por haber desembocado en un desenlace irreversible, solo saben perseverar en sus oblicuas desavenencias con el mundo. Como Bartleby, el célebre personaje de Herman Melville, son héroes solapados de la renuencia o la obstinación. Sus historias –cómicas o inquietantes, siempre excepcionales como sus nombres propios– son narradas con una deliciosa justeza que elude la coartada de la causalidad lineal y suscita la empecinada fruición de lo inexplicable. Estos seres irrepetibles y aparentemente desaforados alientan sin embargo la sospecha que tan bien acuñó Caetano Veloso en una de sus canciones: mirado de cerca, nadie ni nada es realmente normal. Guillermo Saavedra